EL GRUPO ATACÓ DOS VECES LA WEB DEL VATICANO
Un
líder de Anonymous dice que bastan solo «tres hackers» para atacar una web
Los miembros del grupo se mueven en gran
secreto, porque sus delitos de piratería informática se castigan con años de
cárcel
El año pasado tres hackers de Anonymous fueron detenidos en Madrid. En
la imagen se muestra el equipo decomisado
En Italia
han adquirido gran notoriedad al lanzar dos ataques contra el Vaticano en una
semana; el último el pasado 15 de marzo, violando el sistema informático de la
Radio Vaticana durante horas. Es el grupo de
«hacker» más perseguido del mundo.
Este
movimiento internacional de ciberactivistas es el único capaz de violar los más
avanzados sistemas de seguridad de gobiernos y de multinacionales. Con el
seudónimo «Anonymous» (anónimos), utilizado mundialmente por individuos o
grupos, emprende desde 2008 acciones de protesta a favor de la
libertad de expresión y de la transparencia, de la
independencia de Internet y en contra de diversas organizaciones y servicios
públicos. En su primer ataque a la web del Vaticano, que estuvo inaccesible
durante horas, Anonymous ofreció en un comunicado una lista con una serie de
culpas de la Iglesia católica, a partir de la Inquisición.
Todo es secreto
Uno de sus
líderes italianos, un insospechable profesional, cuenta secretamente al diario
italiano «Repubblica»,
cómo actúa este movimiento sin jerarquías, impenetrable e implacable en su
forma de actuar sin dejar ninguna huella tras de sí.
Todo es
secreto porque para sus delitos de piratería informática está prevista la
cárcel, que puede llegar a 8 años, cuando el objetivo es gubernamental o
militar. Utilizan como símbolo la careta que representa al personaje histórico
inglés Guy Fawkes, protagonista del film «V de Vendetta», una máscara que se ha
convertido en uno de los emblemas más conocidos actualmente, utilizada también
en algunas manifestaciones por parte de «indignados».
Bastan tres
hackers
En la
práctica, un ataque de Anonymous funciona así: Actúa como si en una ventanilla
pensadapara servir a 10
clientes, se presentaran al mismo tiempo más de 1.000. La
diferencia está en que en internet no sirven físicamente mil o 10.000 usuarios
para dejar inaccesible o enloquecida una web. Es suficiente con que, quien
lanza el ataque, pueda accionar a distancia un cierto número de ordenadores
(botnet , es decir, red de ordenadores infectados que permiten el acceso remoto
del pirata), dirigiéndolos todos contra la misma dirección.
«Pero no
es verdad, como han escrito los periódicos, que para lanzar un ataque sirvan
centenares de personas armadas con el software Loic , un programa que permite
lanzar peticiones masivas desde el ordenador y de forma coordinada con otros.
Para Trenitalia (red ferroviaria italiana) éramos tres. Hicimos un ataque de
denegación de servicios distribuidos (DDoS), que consistió en inundar con
numerosas peticiones el servidor que aloja su página web, quedando inutilizado
el servicio durante hora y media, comprendidas las máquinas automáticas
expendedoras de billetes», asegura uno de los líderes italianos de Anonymous.
Unos 50 en Italia
Bastan,
por tanto, muy pocos hackers o piratas para realizar grandes operaciones,
aunque para acrecentar su épica se hable de multitudes o de legión. En el caso italiano son unos 50 que contribuyen
regularmente y
otra media docena con un papel de coordinación. No existe ningún jefe, que es
palabra tabú para Anonymous, , y cualquiera puede proponer una iniciativa de
ataque: «Quizás señalando que ha
descubierto una falla en el sistema de seguridad de una web.
En ese caso, vemos si el violarlo tiene un sentido estratégico para nosotros.
En cualquier caso, las informaciones vienen salvadas». Las coleccionan como si
se tratara de una llave de casa, y anotan qué puertas abren, porque un día
pueden ser útiles para entrar en una web.
No faltan
los usurpadores en Anonymous. En Facebook , advierte el interlocutor anónimo de
Repubblica, han nacido varias páginas que usan el nombre de Anonymous sin tener
nada que ver con la matriz original.
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